lunes, 12 de agosto de 2013

La Medicina…un sacerdocio.

Desde el momento que se pisa los pies en el primer año de la carrera de medicina, la suerte está echada y a menos que se escoja una especialidad como Dermatología u Oftalmología te va a tocar.

Te va a tocar trabajar todos los días 24 horas junto con los días feriados. Te va a tocar llevarte los problemas del día a la almohada preguntándote hasta que punto hiciste lo adecuado o lo incorrecto.

Te va a tocar lidiar tanto con el agradecimiento como el repudio cuando las cosas no salen bien. De hecho el hombre no se resigna a la idea de la muerte, y en la mayoría de los casos buscan culpables y venganzas. Incluso te pueden ver igual que un homicida.

Estas cosas no la dicen cuando uno empieza la carrera y lo que mas se parece son los consejos de Esculapio que todos piensan que es chicha de Piña.

La ingratitud y la intolerancia será la parte mas dolorosa aún mas cuando provienen de otros Médicos que saben y han experimentado las vicisitudes de la practica médica. Pero no son hechos aislados, los males de este mundo provienen de el caldero gigante donde se cocinan todos los sentimientos negativos provenientes de la humanidad. Todo es energía y su proyección hace mas miserable la vida de las personas. No se le puede pedir Peras al Olmos. Es el principio físico de acción y reacción.

Por nuestra parte llegamos a un punto de nuestras vidas que no hay marcha atrás, todo lo dimos y en saco solo tenemos para seguir dando lo que aprendimos y nuestra experiencia  para al menos aliviar las penas y sufrimientos de nuestros pacientes lo cual sin duda ha sido una realidad en nuestro diario quehacer.

También llegamos a un punto donde ya no hay plan B  ni plan C, solo que se haga la voluntad de Dios. Oremos.

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