Mis viejos de Panamá.

Si ya llevo tantos años acá que ya también tengo mis amigos que han envejecido.

Voy a contar una historia de la vida real que es digna de ejemplo y que puede ayudar a entender lo afortunado que somos de lo que podamos tener.

Los voy a llamar Sr. x y Sra. Y, ambos en matrimonio al cual denominaremos con la letra Z.

Los Z llegaron a Panamá de Cuba, eran un matrimonio que trabajaban en un barco Cubano y aprovecharon una pasadía por el canal, para saltar y pedir asilo por los principios del 90.

Pero en ese momento ya eran dos personas cercanas a la tercera edad, calculo que mas de 50 años.

Y la pregunta es que pueden hacer dos viejos en un país, donde a diferencia de E.U no hay la ley de ajuste Cubano y dependen únicamente de sus trabajos.

Bueno, pero esas personas pertenecen a los triunfadores y empezaron a trabajar en un almacén, haciendo lo que fuera necesario. Años después comenzaron con la lectura de cartas y demás afines esotéricos, con lo que han logrado sobrevivir honradamente.  Pero no digo sobrevivir, lograron comprar autos, casas, 3 en total y traer hijos de Cuba.

Al momento actual tienes los dos mas de 70 años y no tienen Seguro social y tampoco tendrán jubilación no se que será de ellos cuando no puedan trabajar.

Hace dos meses, la Sra. Y, se cayó y se fracturó la cadera, por lo que tuvo que ser operada en el Hospital Snto Tomas, cuya operación tuvo un costo de 2000 dólares, los cuales están pagando actualmente. Pero les cuento que desde la silla de ruedas, hace comida y demás oficios de la casa, mientras el esposo continua su trabajo, ayudado también por ella.

Ellos nunca le han pedido dinero a nadie, ni se han quejado nunca de nada, todo lo que han hecho es trabajar. Es un gran mensaje para todos nosotros y un ejemplo a seguir. Me quito el sombrero y les deseo lo mejor.