martes, 2 de abril de 2013

Mis viejos del Cayuco-3

Alfonso Camejo lo conocí con mas de 60  años y era un personaje tan pintoresco, que el que no lo conociera se podía decir que vivía en el pueblo y no veía las casas.

El Sr. Camejo fue duramente golpeado por el sistema comunista de Fidel Castro, pues le expropio la mayoría de sus tierras y apenas le dejó un pedazo alrededor de su casa el cual siempre lo mantenía sembrándolo todo el año.

Estaba lleno de conocimientos y de ideas, tenia un pequeño tractor que lo mantenía en buen estado y con el que se araban tierras de terceras personas, tenia además todo tipo de herramientas, lo cual en un lugar como ese era imprescindible para hacer cualquier tipo de trabajo, como tarrajas para hacer roscas a las tuberías, planta de soldar, tornillos de banco, piedras de esmeril y cualquier cantidad de chécheres como tornillos y tuercas. Hay que recordar que en esa época en Cuba no habían ferreterías donde comprar ni siquiera una tuerca y todo había que guardarlo escrupulosamente.

Escuchando los cuentos de todos esos viejos pude vislumbrar un poblado de Manuel Lazo, antes del año 1960, como una zona prospera y donde las personas eran muy felices, constantemente habían fiestas, bailes, comelatas, en fin, se vivía la vida y había de todo como modestia y sencillez.

Hay que decir que esa zona tiene unas tierras prodigiosas, donde todos los cultivos se daban con sorprendente salud y recuerdo como en Malpotón y la Jarreta, cuando iba a buscar yuca, prácticamente al sacar un tronco daba para llenar un saco, verlo para creerlo. Así las cosas este Señor siguió viviendo y a pesar de mostrar un buen carácter, llevaba por dentro el puñal clavado de la expropiación de tierras y pertenencias, recordando que fue tan optimista y/o idealista que hablaba con gran naturalidad y certeza de sus planes cuando recobrara sus tierras, ideas que le acompañaron hasta el fin de sus días, estando todavía trabajando en ese territorio. Tenia sus buenos tocadiscos de aquella época y gran cantidad de discos que a cada rato ponían en fiestecitas que se hacían. Era un inventor y su gran proyecto que empezó y nunca terminó era el de un reguilete con el cual generaría electricidad por la acción del aire o lo que hoy llamábamos energía eólica. Ya el proyecto estaba casi terminado e incluso las aspas la llegue a ver y todo iría conectado a baterías para mantenerlas siempre cargadas.

Era muy cuidadoso de su salud y todos los años se me aparecía por el hospital para que le hiciera un chequeo de todo. No es por nada, pero trabajaba en un buen hospital, teníamos un equipo excelente de laboratoristas y hasta RX, con lo que hacíamos maravillas, en comparación con lo que tengo ahora, que es Cero.

Contábamos con salas de Pediatría, Medicina General y Obstetricia y eran atendidas por médicos Generales, pues también los especialistas escasean en lugares del interior. Siempre traté de atender la sala de medicina, pero a veces me tocaba también las otras si faltaban médicos.

Alfonso Camejo le salían unos quistes pilo sebáceos que en algunas ocasiones se lo extirpábamos, es algo que siempre hemos hecho.

Pero un día se lleno de esos quistes y yo le orienté que mejor era no tocárselos, pero se fue a la capital de la provincia y allí le extirparon uno, y eso fue la de debacles, porque lo que tenia era un mieloma que nunca pude saber si era hodkin o no hodkin, pero que en pocos meses, unidos a los tratamientos de quimioterapia destruyeron su cuerpo y lo enviaron a su casa para que se muriera. tenia muchos dolores y le consegui morfina que yo mismo le ponía, aunque me fue difícil lidiar con sus hijos que no Vivian con el. Recuerdo un par de dias antes de fallecer me llamo y me dijo, Villamil tengo todo mi cuerpo desbaratado, el pobre debió sufrir mucho y pasó a mejor vida.

Dejó a su viuda la Sra. Isidra, que recuerdo con mucho cariño, porque no se si la veía como una madre, así como sus hijas que creo todas están en Miami. Se que está bien porque hace poco vi una de sus fotos.

Isidra

Esta es la Sra Isidra junto a su hija María Teresa, enfermera y compañera nuestra en el Cayuco.claro que tengo que tener nostalgia allí tenia una gigantesca familia y todos nos queríamos con sinceridad. La separación familiar que impuso el régimen, no se pagará nunca con nada, es algo que no le encuentro la explicación.

La Sra. Isidra en mi ultimo viaje a Cuba, tuve un dolor de muelas por una extracción y ella me lo quito con unos cocimientos que me preparó, nunca lo olvidaré así como su hospitalidad e incondicionalidad.

Alfonso Camejo el hombre incansable y luchador descansa en paz, de seguro en el reino, porque siempre le dió la mano a todo el que se la solicitó.

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