martes, 1 de septiembre de 2015

Sobre la Muerte.

El momento de morir o los últimos días será malo o bueno según nuestra decisión y desde luego al sacrificio que hayamos invertido para lograr metas positivas.

Es el descanso merecido en un cuerpo que ya no responde a la velocidad de nuestros pensamientos y deteriorado por los años. Pueden ser las únicas y merecidas vacaciones que se tienen en toda una vida, el descanso final. Si peleamos contra ella seguro tendremos una mala partida, pero si la aceptamos y vemos los lados positivos, podemos convertirla en momentos de paz, tranquilidad y armonía sobre todo si tienes la suerte de estar rodeado de una familia que te quiera y que te cuide.

Nadie se puede morir sano, a menos por un accidente, por ende la enfermedad es también un camino y esto tiene que quedar bien claro. Es un acto de entrega, entrega de nuestro trabajo, de nuestros desvelos, del cuidado de nuestros hijos, de todas esas recondenaciones e injusticias que hemos recibido en todo su trayecto.

Debemos pensar que cumplimos la tarea más importante de todas y la supimos llegar a buen término. Es el momento de voltear los ojos a Dios y decirle, que nuestra alma está a su disposición y nos sentimos bendecidos por cada obstáculo superado por muy difícil que haya parecido. Claro, estar ligero de equipaje es muy beneficiosos, porque nada terrenal nos acompaña, pero si el amor que hayamos sembrado palmo a palmo.

He visto morir personas y por lo general por muy mala que sea una enfermedad en los últimos minutos todo el dolor corporal desaparece y viene la paz.

Traumático es el nacimiento y aunque el recién nacido no lo puede contar por algo llora y desde luego la transición también puede estar matizada de colores a menos que nos preparemos bien para este momento que llegará más tarde que temprano.

Tenemos que cambiar la filosofía y los pensamientos sobre lo que sabemos desde que empezamos a tener uso de razón y no tener angustias ni sufrimiento por los familiares que se nos va para no aguar ese instante de nuestras vidas.

El poder sobre la vida y la muerte solamente está en manos de Dios, por ende, por qué preocuparnos por algo que no podemos cambiar ni un milímetro. Personas muy sanas fallecen a edades tempranas y otras llenas de enfermedades y achaques logran llegar a edades avanzadas y créanme, que no importa las riquezas que se tengan, nadie puede abrir ese paracaídas a exprofeso. La vaina vendrá en su momento, como ladrón en la noche, nadie la espera. Pero mientras que llega, vamos a dar el todo por el todo, vamos a seguir en la lucha diaria tratando de conquistar todos nuestros anhelos para dejar un Mundo mejor a nuestros hijos, nietos y generaciones venideras. No importa que muchas cosas no se logren, basta que uno viva en el pensamiento de muchas personas a las que en algún momento supimos darle un poco de oxígeno. En el mío por ejemplo viven mis padres, abuelos y amigos, que fueron mis ejemplos a seguir en todo momento. Meditemos.

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