sábado, 15 de marzo de 2014

Donde está Dios.

 

Siempre se ha buscado a Dios en el Universo, en las Galaxias, en el firmamento, pero en realidad vamos en la dirección contraria. A Dios tenemos que buscarlo en lo infinitamente pequeño, en el Mundo Subcuántico y todo lo que pueda existir en esa dirección.

Al igual que una residencia se construye con elementos pequeño como bloques y ladrillos, donde un hombre los fabrica y los coloca, así nuestro cuerpo está compuesto por células, moléculas y Átomos, y es en el mundo subcuántico donde comienza y rige toda esta arquitectura. Porque al final del túnel descendente, llegaremos al mundo donde la materia se convierte en energía y esta es la que conforma nuestro universo, desde un insignificante insecto hasta la Galaxia más grande que se conozca. Por ende nos movemos mal, pensamos que estamos en el medio, en una dirección macro y hacia abajo micro, pero esto no tiene lógica, todo surge a partir de algo, y ese algo está en lo infinitamente pequeño, donde nada se comporta bajo las leyes de la física que conocemos. De hecho la física, la Medicina, la astronomía, solo son herramientas para poder explicar las cosas que nos rodean y aún funcionando en nuestro Mundo dista de ser la realidad. Nuestro cerebro lo complica todo, porque todo lo interpreta y lo hace a su manera no como pudiéramos querer. Nuestra vida está condicionada desde que nacemos, hormonas, neurotransmisores y ADN trae encriptado nuestro comportamiento y solo rechazando los apegos condicionados, como bien enseña el Budismo y bajo ayuno con meditación podemos buscar cierta iluminación.

Vivimos una realidad virtual, estamos en una Matrix y quien sabe cuántos misterios están por develarse. Pero no es menos cierto que con lo que venimos al Mundo al menos basta para perpetuar la especie y llegar a una edad avanzada a pesar de nuestra fragilidad. Fuimos bien hecho para nuestras misiones pero no para conocer la fruta del bien y el mal.

Por ende, Dios está ahí muy cerca de ti, en todo lo que te rodea, en la montaña, en el mar, en los amaneceres, en las caprichosas formas de las nubes, en una piedra, él es el supremo constructor y no está en los cielos. Es Omnipresente y el lugar más cercano al que podemos acercarnos es en nuestro pensamiento, que es una de las grandes maravillas de la creación pues a pesar de venir de un sustrato material al final es energía y vibración.

Meditemos.

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