Ortiga Mayor.-La vida es un aprendizaje continuo y no dejamos de sorprendernos cuando adquirimos un nuevo conocimiento.
En el patio de una casa de mi trabajo, me entretenía sembrando algunas cosas las cuales necesitaban de esfuerzo y dedicación. No era muy buen terreno pero había una planta que crecía por si sola y se multiplicaba y que me dedicaba a arrancar nada mas que veía una, porque el solo contacto leve con la piel producía un ardor muy molesto.
No importaba que no le echara agua, tal parecía que era su medio ideal y crecían vertiginosamente llenas de vigor y salud. Averiguando por la curiosidad resultó ser una planta que los nativos llaman pringamosa muy famosa porque se usaba para castigar a los que infringían las leyes comarcales, consistiendo en azotes en la espalda, ya que tiene uno pelos muy urticariantes que incluso tienen ácido fórmico.
Finalmente encontré que esa planta a a la que rechazaba era un regalo de Dios para cuidar de mi salud ya que tiene cualquier cantidad de bondades, como para los riñones, la próstata, la gota, el colesterol etc.
Se utiliza tanto sus raíces como la planta y sirve hasta condimento. Así que una vez mas la Naturaleza nos sorprende escondiendo tras un arbusto hostil y desagradable una pequeña farmacia para la casa.
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