viernes, 20 de julio de 2012

Biocombustible.

Mientras que en miles de cárceles en todo el mundo gastan cientos de millones de dólares en gas, las cárceles de Ruanda utilizan un gas en base a heces humanas, un gran ahorro sin duda alguna.

BBC Mundo

Cerca de 8.000 personas viven en la cárcel ruandés de Nsinda. Una de las dos cocinas de esa prisión funciona a biogás, un combustible que se genera a partir de la combinación del excremento recogido de los 24 baños de la prisión con bosta vacuna, informa BBC Mundo.
La dieta de los reclusos no es lo suficientemente rica para generar un gas útil, y por eso es necesario combinarla con heces de ganado para producir un gas de primera calidad.
El biocombustible se crea y se almacena en 12 cámaras ubicadas a las afueras de la prisión, que los presos se encargan de revisar en busca de grietas y fugas.
El biogás generado representa el 75% de la necesidad energética de la prisión. Gracias a ello, los costos del combustible bajaron un 85% desde que introdujeron el experimento. Ese ahorro supone que el sistema penitenciario ruandés cuenta con US$ 1,7 millones más disponibles

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